RENUEVOS

Miranda de Duero

Ya ven el mundo los nuevos de la primavera. Como estos cigoñinos, tantos otros bisoños de la vida han abierto los ojos al mundo, un mundo que cada vez es menos de ellos y más ¿nuestro?

Muchas especies viven de la caridad de los hombres, siempre que no compitan demasiado con lo que consideramos propio. Muchas otras sucumben al empuje de las actividades humanas, sin que parezca preocuparnos lo más mínimo: es el precio que hay que pagar por el progreso. Dicen.
Mi mundo es también el suyo. Sin ellos yo no soy yo porque me faltaría mi circunstancia. La actividad del hombre da un paso adelante en unas facetas y dos para atrás en otras. Supongo que alguna vez habrá que parar. Mirada alrededor. Intentar comprender. Reir, pero no con la risa del loco cuando ya nada tiene remedio. Reir porque nos hemos topado con el sentido de la vida y no con el del crecimiento a toda costa. No quiero ser más rico, dejadme como estoy. Y si acaso generáis más riqueza, que no sea para los que más tienen, sino para esos otros...

Cerca de esas cigüeñas, en el jardín del pueblo, una pareja de escribanos soteños acarreaba orugas para su escandalosa descendencia. Un gato merodeaba por los alrededores. No sé, no sé...