NO ME LIBRO

Estornino cantando a voz en grito

Grajillas y paloma verificando el refrán "Dame pan y llámame tonto" en Zamarramala, justo al ladito del local en que pintamos.

Grajilla en plena faena

Cuando llegamos al hotel segoviano, lo primero que oí fue un canto raro de un pájaro que supuse era tropical, de jaula. Salí al balcón y traté de buscar por las ventanas al imaginario y multicolor pájaro enjaulado que emitía tan potentes trinos. Miro a la izquierda, a la derecha, abajo. Nada. Al poco rato, otra vez el canto. En esta ocasión, precavido, tan sólo moví mínimamente la cortina y, mira por donde, a un par de metros, apoyado en un saliente, un estornino desgañitándose, la cabeza estirada, las plumas de la garganta huecas, alardeando de potencia de voz. Ya era más noche que día. A la mañana siguiente, muy pronto, otra vez con la misma canción, pero intercalaba imitaciones muy buenas de las cogujadas comunes. El animal estaba escamado. Mover mínimamente la cortinilla y salir disparado era todo uno. Seguramente anteriores inquilinos, hartos de sus demostraciones, trataron de espantarlo en pijama o en calzones.
Al final pude fotografiar a la pareja, momentos antes de que abandonáramos la habitación, en un tejadillo de adorno que había enfrente.
Agradezco a la dirección del hotel el habernos colocado en la habitación más ornitológica de todas. Lo siento mucho por los futuros ocupantes, porque si no tienen alma de ornitólogos, están apañados. Su estancia será inolvidable.

... si no es por una avecica
que me cantaba al albor...