Cuando salimos al campo en estos días estivales de agosto, los pájaros emigrantes más tempraneros nos dicen adiós y comienzan su marcha hacia el sur. Ahora no tienen tanta prisa como en la primavera. Se detienen como estos abejarucos, Merops apiaster, que he fotografiado esta mañana en las cercanías de Cobertelada.
Cerca de ellos, los grupos familiares de cogujadas comunes, Galerida cristata, volaban juntos entre los girasoles florecidos y los terrones del secadal. Los jóvenes, con su plumaje moteado, que es un seguro para sobrevivir en estas primeras semanas de inexperiencia, trataban de saciar la sed en una fuentecilla escondida de la que escapaba el agua y se derramaba por el suelo.
Cerca de ellos, los grupos familiares de cogujadas comunes, Galerida cristata, volaban juntos entre los girasoles florecidos y los terrones del secadal. Los jóvenes, con su plumaje moteado, que es un seguro para sobrevivir en estas primeras semanas de inexperiencia, trataban de saciar la sed en una fuentecilla escondida de la que escapaba el agua y se derramaba por el suelo.
COGUJADA COMÚN JOVEN
En otra fuentecilla, los pardillos se bañaban al mediodía, mientras una curruca mosquitera "protestaba" en un espino y con prudencia bajaba hasta la orilla de la charca. Gorriones chillones y escribanos también se acercaban atraídos por el imán del agua, que en plena canícula, es punto de reunión para todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario