
Uceda Leal realizó una gran faena al cuarto, pero falló con la espada.
En el primero estuvo desconfiado.

Este primero de Ferrera tuvo tendencia a enterarse de lo que
había al otro lado de las tablas.


Abellán tuvo que torear a sus dos toros a media altura.
En cuanto bajaba la mano se caían. Su lote fue el más flojo del encierro.

Como es costumbre, nos acercamos a El Burgo de Osma a comernos el bocadillo en la plaza de toros después de la lidia del tercer toro, los días 15 y 16 de agosto, y ya que pagamos vimos las corridas. Me gusta esta plaza centenaria, el ambiente de fiesta de las peñas, que ven los toros a su modo, y miran para arriba y cantan y hacen un ruido de los demonios, pero ¡ay! el día que no vayan...
El día 15 se lidiaron toros de Dª María Loreto Charro Santos, mal presentados y con signos de haber sido manipulados. Más me gustaron en general los de D. Alipio Pérez-Tabernero, menos escurridillos de atrás, excepto dos, y con cabezas -digamos- menos despejadas, como se puede apreciar en las fotos.
Uceda Leal estuvo bien en su segundo toro. Una buena faena, gustándose, pero la gente estaba comiendo y pasó prácticamente desapercibido.
Matías Tejela se metió al público en el bolsillo con algunas tandas de mérito y algunas más para la galería. Cortó dos orejas al segundo y una al quinto.
Rubén Sanz no tiene todavía entidad suficiente para estarse quieto. Y sin embargo cortó una oreja al primero.
El día 16, José I. Ramos estuvo aseado con su primero, que le presentó dificultades y bien en su segundo, pero la espada redujo su recompensa a saludar en ambos desde el tercio.
Antonio Ferrera cortó dos orejas al segundo y falló con la espada en el quinto
Miguel Abellán, con el joven público femenino a su favor, cortó dos orejas al sexto y no pasó de vulgar ante el tercero, un toro que debío ir a los corrales por inválido.
Pero la fiesta es la fiesta y la fiesta hace correr hasta al cojo. El bocadillo de tortilla con queso, cojonudo.
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