José Tomás firmando algún autógrafo cuando abandonó la plaza.
Gran expectación
El día 23 no había entradas en Santander para ver la corrida de Victoriano del Río. Estuvimos allí por esas casualidades de la vida, pero no llegamos a tiempo para haber comprado en la reventa dos entradas por el precio de una. Por los comentarios que oí no vendieron "los reventas" todo el papel e incluso intervino la policía.
Bueno, el caso es que José Tomás por lo que sea, llena las plazas. Si es el rey del enganchón o no no es motivo de polémica en este escrito; si se coloca en terrenos imposibles en los que nadie se coloca, tampoco. Simplemente certifico que la curiosidad y la expectación estaban presentes dentro y fuera del coso. En los motivos no puedo entrar, pero me da que mucha gente presume una cornada fatal, un divorcio funesto entre el torero y su vida, como esos otros divorciejos de las personalidades públicas que tanto atraen al común de los televidentes. El toreo cuando tiene algo de verdad es un imán. José Tomás tiene imán. Y si no, que me lo digan a mí.
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