Estuvimos en Gijón, buen sitio, con playa muy solicitada, distraído paseo y un casco viejo con algunos edificios notables de fachadas coloreadas con colores atrevidos, buena comida y pésima comida también (el peor atún con tomate de mi vida, echado a perder, calidad ínfima, en un restaurante cercano a la Plaza Mayor). También visitamos dos museos, el de la casa de Jovellanos y el de Juan Arjola, ambos recomendables. Y lo demás, vericuetos, tiendas (aún encontramos en estos tiempos de crisis una galería de acuarelas, lo cual es algo destacable) y callejeo abundante.
Desde las terrazas pinté y dibujé, fundamentalmente porque había sombra, bebida refrescante y, además están colocadas estratégicamente. Dejo cuatro acuarelas pequeñas, de 31 x 23 cm. Recomiendo ir a Gijón, pero ¡cuidadín!, con algunos atunes.
Esta la pinté en una mesa de terraza de un bar cerrado en ese momento. Como espectador un pedigüeño que asentía con la cabeza y, claro, se ganó con ese trabajo de vaivén una propina para echar un trago. Vanidad de vanidades...
La iglesia de San Lorenzo, tras un cortado corto de café, que no hay que abusar.
Aquí el menda lerenda haciendo cosquillas al papel con el pincel.
Dibujar en el lugar es mucho mejor que hacerlo de una foto. No encuentro en mi cámara la distancia focal que me dé una visión como la de mi ojo.
Esto parece la ciudad inclinada. Es la foto que está mal.
Bien, si alguien lee esto y le gusta me alegraré mucho, pero que no espere ninguna propina, que me las dejé todas en Gijón. De la sidra no he hablado, pero sólo anticipo que el líquido va muy, pero que muy bien con la acuarela.
Salutti a tutti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario