PINTANDO EN SAGIDES



Vista de Sagides



Esto es lo que me salió. Incomodidad total, con el sol dándome de cara, en mala posición, como se ve en la fotografía de abajo.

41 x 31
Saunders Waterford
300 g. GF



Estoy recogiendo todo.

 Habíamos dado la vuelta a media provincia. Pasamos por Villasayas. No vimos a la collalba rubia ni había llegado el roquero rojo. Sí vimos a los aguiluchos cenizos, que apoyados en el viento fuerte jugaban a ver qué cosa nueva hago ahora. En Baraona, un cafecito en el bar. Dejamos atrás Romanillos, Medinaceli y nos encaminamos a Layna. Allí escuchamos a la alondra de Dupont, ese fantasmilla de las estepas, al que oyes y no ves. Paseo: totovías, alondras, otro aguilucho, una collalba rubia posada en un cable eléctrico, collalbas grises... en fin lo típico. No vimos ni oímos al bisbita campestre, lástima. Bajamos a Layna y nos echamos otro café en el teleclub. De allí a Sagides. Paramos en un pradillo que da a una casa y en poco rato, una pintura rápida, del contraluz del pueblo en ese momento, bajo la mirada atenta del pastor, que, desde allí lejos, no perdía detalle de mis movimientos. Por la carretera, vimos la antigua mina de hierro y llegamos a Arcos de Jalón por el "Corralón" y el "Puente de los Lobos". El río baja con mínimo caudal. Una pena. Pasamos por la chocolatería a endulzarnos el día y final. Como los Reyes Magos, a casa por otro camino: lo típico, corzos y mucho aire, pero ningún mochuelo en el recorrido por Aguaviva, Taroda, cuando no hace tanto eran visibles por aquí y por allá. Otra lástima. Es el "pogreso" como dice el tíolaboina.