Pongo este dibujo veraniego de la plaza de Soria
aunque no tiene nada que ver con el texto. Total, qué más da.
Cuando estudiaba en la ciudad episcopal conocí a uno al que llamábamos "el Berzosa" por su apellido. Lo recuerdo sobre todo porque pintaba. Algún día de fiesta, en la residencia, lo vi con una cartulina, tinta china y palillos dibujar la catedral y otros edificios. Curiosamente, la semana pasada, volviendo de Madrid, algo interior tiró fuertemente y nos desviamos hasta esa singular población y comentaba a mi mujer justamente lo de ese chico, "el Berzosa". Dimos unas vueltecitas y al cabo vinimos a caer en una librería como suele ser habitual. Asociamos un libro a una jornada singular. Pues bien, en lo alto, enmarcada un poco de aquellas maneras, estaba una de esas cartulinas con su firma. Cuarenta años se comprimieron como el fuelle de un acordeón y agradecí en lo más íntimo el haberme desviado, el haberlo hablado y el haber entrado en la librería. Berzosa, lástima que la librera no supiera nada de ese cuadro tuyo. "No sé, yo lo heredé con la tienda", creo que me dijo. Por lo menos, ahí sigue y creo que nadie sabe que lo pintó un estudiante allá por los 73-74, total nada.
aunque no tiene nada que ver con el texto. Total, qué más da.
Lo recuerdo, también pintaba óleos. Creo que su nombre es José Maria , pero no recuerdo su segundo apellido.
ResponderEliminar¿te conozco?
EliminarTienes razón. Sí, pintaba también óleos. Pero a mí me llamaba la atención lo de los palillos. También recuerdo que un profesor de dibujo que tuvimos, uno que venía desde Madrid todos los días, (no recuerdo su nombre), lo asesoraba sobre sus obras. Tampoco recuerdo su pueblo de procedencia. En la librería Rayuela es donde vi esa pintura.
Un saludo.