Unas cuarenta personas pasaron por la actividad a lo largo de la mañana
Mirando el paso de las golondrinas dáuricas
El viento jugó alguna mala pasada. Pero con esos pisapapeles naturales...
Acariciar a un mirlo, Jesús, el anillador, atento a la jugada.
Vaya par de fichajes
El día 3, como va siendo habitual, y gracias a Jesús, que siempre que puede se traslada a Soria para anillar, se realizó la tercera actividad programada: el anillamiento de aves (la primera consistió en una mesa informativa situada en un lugar céntrico de Soria la mañana del viernes y atendida gentilmente por Sheila y la segunda el paseo por Hinojosa). Es una actividad que llama mucho la atención a los niños y a los adultos. Eso de ver los pájaros tan cerca, incluso tocarlos o soltarlos atrae a todo el mundo.
El tiempo era fresco, ventoso, un tanto incómodo, pero allí nos dimos cita otro año más. Se capturaron algo más de cincuenta pájaros, de los cuales la inmensa mayoría eran currucas capirotadas jóvenes, lo que indica que el paso de estas aves está en su apogeo. También se capturó mirlo, petirrojo, herrerillo, pinzón vulgar y un carricero común.
Aparte de los buitres, la atención la atrajo un grupo de golondrinas dáuricas que nos sobrevoló y que fue detectado por Molina. Se repartieron carteles, pegatinas y pequeñas guías entre las personas asistentes, se respondió a las preguntas que nos hicieron varios curiosos y, en fin, pasamos una mañana muy agradable con las ocurrencias de los pequeños (ahora) grandes ornitólogos en el futuro.
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