Toros de José Luis Pereda en los corrales
Los toros bien presentados
Precioso toro burraco
Julio Aparicio "el lejano"
El Fandi, como es habitual, espectacular en banderillas
Sobrero de Moisés Fraile, que sustituyó al cuarto,
un buen toro desaprovechado por Julio desAPARICIO
Alejandro Talavante consiguió algún muletazo de
bella factura
Ferdus con Manolo Sánchez al finalizar la corrida
Tarde aburrida, que propició fotos a la grada
Sábado, 13 de septiembre. Se lidian toros de José Luis Pereda, cuatro con el hierro de La Dehesilla y dos a su nombre, bien presentados y con tendencia general a la mansedumbre. Tercero y cuarto fueron devueltos y sustituidos el primero por otro de la misma ganadería y el segundo por un buen toro de Moisés Fraile. Se anunciaron Julio Aparicio (bronca y pitos), David Fandila "El Fandi" (saludos y oreja) y Alejandro Talavante (saludos y nada)
En general, corrida sin demasiado interés. Los toros -excepto el segundo- fueron mansotes, acudiendo a los trapos a regañadientes y con embestidas descompuestas, repartiendo arreones y provocando no pocos momentos de desorden en el ruedo.
Sobresalieron El Fandi en banderillas y Julio Aparicio que parecía tener el "baile de san Vito". Movía los pies con una inusitada rapidez y no paraba quieto por más que la chufla trataba de recordarle para qué había venido. El miedo, la inseguridad manifestada, el desprecio por el público y la charlotada en que se convirtió la lidia de sus toros, lo han hecho descender en mi escalafón al penúltimo peldaño. Daría risa si no fuera por la pena que daba verlo. Un poquito de dignidad, hombre...
Alejandro Talavante puso voluntad y consiguió algún pase de mérito, pero en general su actuación fue irrelevante.
En general, corrida sin demasiado interés. Los toros -excepto el segundo- fueron mansotes, acudiendo a los trapos a regañadientes y con embestidas descompuestas, repartiendo arreones y provocando no pocos momentos de desorden en el ruedo.
Sobresalieron El Fandi en banderillas y Julio Aparicio que parecía tener el "baile de san Vito". Movía los pies con una inusitada rapidez y no paraba quieto por más que la chufla trataba de recordarle para qué había venido. El miedo, la inseguridad manifestada, el desprecio por el público y la charlotada en que se convirtió la lidia de sus toros, lo han hecho descender en mi escalafón al penúltimo peldaño. Daría risa si no fuera por la pena que daba verlo. Un poquito de dignidad, hombre...
Alejandro Talavante puso voluntad y consiguió algún pase de mérito, pero en general su actuación fue irrelevante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario