Collalba gris (Oenanthe oenanthe)
El páramo se queda prácticamente vacío en los crudos días del invierno. Sin embargo en la primavera se llena de vida. En cada majano se yergue una collalba. De los tres tipos de collalbas que podemos ver normalmente en España, la negra es la más escasa y suele vivir asociada a rocas, a cortados. La rubia no es escasa y quiere páramos con plantas ralas, terrenos pobres, que diría un agricultor. Su nombre científico, Oenanthe hispanica, alude a nuestro país, aunque su distribución se extiende más allá de nuestras fronteras. La gris es menos exigente en cuanto al hábitat que requiere para desarrollar su existencia. De hecho alguna viene a mi jardín a aprovisionarse de su ración de insectillos. Anidan entre las piedras, debajo de una teja etc.
Cuando aprieta el calor, vivir en el páramo resulta difícil. Picos abiertos, jadeantes, sequedad extrema. El rocío y los insectos aprovisionan de agua a los más duros. De ahí mi homenaje a estas pequeñas aves.
Aparte de las collalbas, en el pequeño rato que he estado esta tarde por allí, aguilucho cenizo, pardillo común, calandria, alondra, alcaudón dorsirrojo, curruca rabilarga, curruca carrasqueña, tarabilla común y triguero. No he visto collalba rubia ni bisbita campestre. Sí a un aldeano que vigilaba sus campos después de la lluvia que ha caído. Dinero vale esta lluvia...
El páramo se queda prácticamente vacío en los crudos días del invierno. Sin embargo en la primavera se llena de vida. En cada majano se yergue una collalba. De los tres tipos de collalbas que podemos ver normalmente en España, la negra es la más escasa y suele vivir asociada a rocas, a cortados. La rubia no es escasa y quiere páramos con plantas ralas, terrenos pobres, que diría un agricultor. Su nombre científico, Oenanthe hispanica, alude a nuestro país, aunque su distribución se extiende más allá de nuestras fronteras. La gris es menos exigente en cuanto al hábitat que requiere para desarrollar su existencia. De hecho alguna viene a mi jardín a aprovisionarse de su ración de insectillos. Anidan entre las piedras, debajo de una teja etc.
Cuando aprieta el calor, vivir en el páramo resulta difícil. Picos abiertos, jadeantes, sequedad extrema. El rocío y los insectos aprovisionan de agua a los más duros. De ahí mi homenaje a estas pequeñas aves.
Aparte de las collalbas, en el pequeño rato que he estado esta tarde por allí, aguilucho cenizo, pardillo común, calandria, alondra, alcaudón dorsirrojo, curruca rabilarga, curruca carrasqueña, tarabilla común y triguero. No he visto collalba rubia ni bisbita campestre. Sí a un aldeano que vigilaba sus campos después de la lluvia que ha caído. Dinero vale esta lluvia...
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